La procesionaria es un tipo de oruga que se encuentra en los pinos y que es conocida por sus peligrosos efectos en los perros. Estas orugas tienen unos pelos urticantes que pueden provocar irritaciones en la piel, problemas respiratorios y en algunos casos incluso la muerte del animal.
En concreto, la procesionaria es especialmente peligrosa para los perros porque estos animales suelen estar muy expuestos a ella durante los paseos por el campo o la montaña. Cuando un perro se acerca a una oruga procesionaria, los pelos urticantes se desprenden de su cuerpo y pueden quedarse adheridos a la piel o las mucosas del animal.
Los síntomas más comunes que puede presentar un perro tras el contacto con la procesionaria son los siguientes:
- Irritación y enrojecimiento de la piel
- Inflamación de la lengua y la garganta
- Dificultad para respirar
- Vómitos y diarrea
- Salivación excesiva
- Dolor abdominal
Si un perro ha entrado en contacto con la procesionaria, es importante actuar con rapidez para evitar que los síntomas empeoren. En primer lugar, se debe llevar al animal al veterinario lo antes posible para que le administren el tratamiento adecuado. En algunos casos, incluso, puede ser necesario hospitalizar al perro para observar su evolución y asegurarse de que está recibiendo el tratamiento necesario.
El tratamiento suele consistir en la administración de corticoides para controlar la inflamación y reacción alérgica que se produce. Se procede al lavado de las zona afectadas, sobre todo la de la lengua, para eliminar la exposición del agente irritante de los pelos y se combina con antibioterapia para evitar la necrosis de las partes afectadas.
Además, es importante tomar medidas para prevenir el contacto del perro con la procesionaria. En este sentido, se recomienda evitar los paseos por zonas boscosas durante la época en la que las orugas están presentes (normalmente entre febrero y mayo), También es recomendable mantener al perro atado durante los paseos y no permitir que se acerque a las zonas de pinos.